La Asamblea de Diputados acaba de aprobar una ley que le da
el nombre de José Renán Esquivel al Hospital del Niño. Es un honor que se
merece tan noble institución creada hace más de 60 años. Esquivel se encargó de
su dirección a finales de la década de 1950 y comenzó una carrera que
revolucionó la salud panameña. Su lema fue “Salud igual para todos”. Lo esencial
de la propuesta de Esquivel es que sólo la organización de la gente puede
garantizar la producción de la salud. La salud no es magia y, mucho menos, una
pastilla. La salud son las comunidades organizadas para adquirir los
conocimientos que les permite elevar su calidad de vida y enfrentar con éxito
todas las amenazas a su bienestar.
El doctor Esquivel llegó al gabinete del general Omar
Torrijos en 1969. Inmediatamente se dio la tarea de crear y organizar el
Ministerio de Salud. Era otro Ministerio muy distinto a los que existían en
otros países. La entidad gubernamental que organizó Esquivel le interesaba
tener la mejor infraestructura, los médicos y para-médicos de excelencia y la
medicina de punta. Pero, sobre todo, reconoció que la salud no estaba en un
hospital, estaba en cada hogar panameño. También señaló que la comunidad
organizada era el contexto que necesitaba el equipo médico para realizar su
mejor trabajo. A su vez, la medicina es inútil si no existe una sociedad
productiva.
Como consecuencia envió a todos los equipos médicos a
trabajar en las comunidades: En el campo y en las ciudades. Lo novedoso de la
nueva metodología no era sólo que todos se iban a ‘empapar’ de pueblo. La
misión del Ministerio de Salud, de un extremo al otro del país, era empoderar a
las comunidades. El conocimiento no podía quedar encerrado en el hospital o en
un laboratorio. Tenía que ser traspasado a las comunidades organizadas. ¿Cuál
era el problema de salud de los panameños en 1970? El hambre, la desnutrición,
las enfermedades gastro-intestinales y respiratorias.
Todo el equipo de salud se puso a trabajar en las
comunidades para pasarle a su gente organizada el conocimiento para combatir el
hambre y sus ‘daños colaterales’. Había que producir alimentos, había que beber
agua potable, había que respirar aire puro. La comunidad necesitaba una
herramienta para que su organización fuera reconocida. Esquivel creó los
Comités de Salud. Pero no como una instancia para recoger dinero en la clínica.
Esquivel convirtió el Comité de Salud en el arma comunitaria para producir
salud. El Comité de Salud tenía que producir alimentos, construir acueductos
rurales, viviendas y, sobre todo, una organización que revolucionara el estilo
de vida de cada comunidad.
En la actualidad, hay sociólogos que hablan de
‘investigación participativa’ para empoderar a las comunidades. Se quedan
cortos, sin embargo, al concebir el poder de las comunidades reducido al
consumo. Para Esquivel, la comunidad tenía que tener la capacidad para tomar
sus propias decisiones, elevar sus intereses al más alto nivel político. Este
proceso implicaba una lucha permanente contra todos los obstáculos que
enfrentaba la gente y sus organizaciones.
Las nociones de organización, producción y poder que
promovía Esquivel desde el Ministerio de Salud lo convirtieron en anatema de
todos los intereses que veían al pueblo como el enemigo. En 1973, apenas tres
años después de crear el Ministerio de Salud, Esquivel se separó del cargo. Las
comunidades ya habían entendido que sólo mediante la organización podían
producir salud y comenzar a construir el país que anhelaban.
Desde entonces los intereses egoístas han tratado de borrar
las enseñanzas de Esquivel, comenzando por el lema de ‘Salud igual para todos’. Pero no han podido eliminar
la relación íntima entre organización y salud, producción y salud, así como de
poder y salud. El legado del doctor Esquivel sigue vigente y el pueblo panameño
lo volverá a levantar en el siglo XXI.
9
de octubre de 2014.
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