El eje Pekín – Berlín del futuro
En el horizonte se perfila un nuevo eje hegemónico global en el desarrollo del sistema capitalista que se construye entre Pekín y Berlín, pasando por Moscú. Esta triple alianza uniría la gran masa euro-asiática en un solo sistema capitalista mundial. Reemplazaría o competería con el pacto nor-atlántico que ha sido hegemónico por más de 250 años. La pregunta es en el caso de la consolidación de esta propuesta, ¿cuál será el papel de América latina? ¿Seguiremos siendo una región marginal y exportadora de recursos naturales agro-mineros?
Las crisis periódicas del
capitalismo tienden a acelerar los cambios en los procesos de acumulación y, al
mismo tiempo, en la correlación de fuerzas políticas. En el caso de la ‘gran
recesión’ de 2008-2010 - cuyos efectos aún se sienten – los indicadores
económicos y sociales de los países capitalistas más avanzados se estancaron.
Al mismo tiempo, en otros países – sobre todo China – las tasas de crecimiento
sufrieron pequeños ajustes para continuar avanzando.
El problema que presenta China ya
no sólo es ideológico (socialismo) o político (expansión de influencias), es
más que todo económico. Pekín está construyendo un nuevo eje que pretende
convertir en su aliado estratégico a Berlín, capital industrial europea. El eje
incluiría el resto de Europa. El factor más importante que impedía que esta
alianza se convirtiera en realidad era Rusia. Este país relativamente
subdesarrollado, como potencia capitalista, tiene enormes reservas que son de
importancia estratégica tanto para China como Alemania.
EEUU ha desbloqueado la realización
del eje Pekín-Berlín, pasando por Moscú, con su política de contención de China
que pretende someter a Rusia convirtiéndolo en un estado satélite de la OTAN o
dividirlo en varios países que competerían con los ‘stan’ asiáticos y
Bielorrusia. Entre los planes privilegiados de China se encuentra la llamada
Ruta de la Seda. Es la culminación de la estratégica relación entre Oriente y
Occidente soñado por los imperios mediterráneos hace uno y dos milenios.
Proyecto que en aquel entonces fue rechazado por Pekín, ahora le toca a los
actuales ocupantes de la Ciudad Prohibida presentar la versión moderna. La
‘ruta’, en sus cuatro variantes, pasaría por Asia Central, por India y el Medio
Oriente, por el Océano Indico y Africa, uniendo a China con Europa.
China se ha convertido en el
principal socio comercial y estratégico de los países de Asia Central, antes
miembros de la Unión Soviética. Considera a la India su socio natural. El
presidente Yi declaró que ‘China es el motor productivo del mundo y la India es
el administrador de ese mundo’. Actualmente, es el principal consumidor del
petróleo que sale de las entrañas de los países del medio oriente. En Africa se
ha convertido en el país con más inversiones directas.
Para contrarrestar la evidente
ofensiva económica de China, EEUU sólo puede responder con fuerza militar.
Controla militarmente a los yacimientos petroleros de medio oriente, ha
movilizado a la OTAN para ocupar Europa central y agita su bandera guerrera en
el oriente europeo. En el Mar de China, Washington provoca situaciones en forma
cotidiana que crean tensión entre Pekín y sus países vecinos. El Tratado del
Pacífico pretende frenar la expansión económica de China en el lejano oriente,
desde Japón hasta Singapur, pasando por Vietnam e, incluso, Australia.
La economía capitalista
norteamericana ya no puede costear los altos niveles salariales de su clase
obrera. Por esa razón continúa ‘externalizando’ su base productiva. La clase
obrera norteamericana se está convirtiendo en lo que Marx llamó un
subproleteriado cuya característica principal es su informalidad. Por el otro,
las materias primas tienden a ser cada vez más escasas y como consecuencia más
caras. Por último, el método mediante el cual EEUU logra mantener su hegemonía
sobre las diferentes clases sociales – la democracia – se está convirtiendo en
un ejercicio cada vez más costoso y menos eficaz.
La economía capitalista de China
sigue creciendo. Quiere asegurar el salto cualitativo de sus territorios en la
frontera occidental. También está decidida en convertir a Asia Central y
Siberia en proveedores para su industria. Tiene inversiones en Africa. Su gran
anhelo a mediano plazo es la alianza estratégica con Alemania. Crearía un
escudo que los aliados de nor-Atlántico no podrían desestabilizar. Obviamente,
podría cambiar todos estos proyectos geopolíticos si en los próximos 20 años
logra establecer un pacto de amistad y desarrollo con EEUU. Por ahora, este
objetivo no esta en los planes de Washington.
23 de octubre de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario